"Mi método para seleccionar actividades para mis hijos: la importancia de leer reseñas y conocer a los organizadores" | Familia | Mamas & Papas | EL PAÍS
Cada semana, en miles de hogares, muchos padres, carentes de ideas para el próximo fin de semana, recorren desesperadamente internet en busca de la combinación mágica que resuelva su dilema: “actividad infantil”. Y si además el adjetivo “gratuita” acompaña a la propuesta, ¡mejor aún! Las actividades infantiles efectivas son ese raro ser mítico que todos los padres esperan encontrar algún día, ya que prometen la felicidad de los niños y un respiro momentáneo para los adultos. Además, en la práctica, funcionan como un as en la manga para despertar el interés de los pequeños. Te doy ejemplos culturales que, en general, no generan tanto entusiasmo como una feria infantil llena de atracciones. Cuando les mencionas a tus hijos que “iremos al museo, al castillo o a la biblioteca…”, sabes que seguramente protestarán. Pero si antes de la posible revuelta agregas: “¡Atención, habrá actividades infantiles!”, sus rostros cambiarán por completo. Y hasta puede que se muestren entusiasmados.
Lo malo es que las actividades infantiles ya son como estudiar un máster: se han puesto tan de moda que hasta que no vas no sabes si es una estafa. O para ser más justos con la gente que se lo prepara y no le acaba de salir: “La descripción del evento no cumple con las expectativas generadas”. Los organizadores de dichas actividades saben que nosotros vamos como moscas hacia la miel. Así que se animan a publicitar cualquier propuesta, por poco elaborada que esté. Y nosotros volamos hacia allí con ilusión, aunque por experiencia sabemos que a veces la miel se transforma en un fluorescente crepitante de electricidad que te deja chamuscado.
De entrada, por excelente que sea la actividad, no te libras de un agobio considerable. Porque muchas familias leen los mismos blogs de propuestas para hacer con niños o el algoritmo les enseña las mismas recomendaciones. Y eso acaba siendo como el atasco final en todas las pelis apocalípticas, donde la autopista se queda colapsada de gente que quiere ir por el mismo sitio. En muchas actividades encontrarás mucha cola, muchos niños quejándose, muchos padres con los ojos en blanco… y para redondearlo siempre hará mucho calor, sea la estación que sea. Es el equivalente familiar a esperar en las rebajas mientras otros compran y tú no tienes ni dónde sentarte.